lunes, 12 de abril de 2010

Porque nada fue ni nada tuvo quien todo lo soñó

"Lo indestructible"

Ester Folgueral. Instituto Leonés de Cultura, León, 2009. 92 pp.


JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ

Conozco los dos libros anteriores de Ester Folgueral: La espada azul (1995) y Memoria de la luz (2006). Es destacable el amor a la brevedad, que también apreciamos en su nuevo poemario, Lo indestructible ; pero ahora la mirada sobre el mundo ya no es amable: la sombra ocupa más sitio que la luz y lo negro se cierne sobre la vida.

De ordinario, el primer poema es una puerta que nos lleva a las habitaciones interiores, y buscamos en él algunas claves de entendimiento. Nos habla de penumbras, oscuridades, arañas y un sol arrogante; nos dice que «una muerte joven estrena vestido», porque siempre está ahí, a la espera, desde la cuna. Afirma: «Me abro a la sombra del hereje», frase que nos puede llevar a un entendimiento del poeta como disidente: el que se encuentra fuera de la verdad establecida, de la casa común, de la consigna. La propia poeta lo dirá en poemas posteriores que no sé si aluden al poeta, pero que a él pueden referirse: «El abandonado en el misterio. El que negocia desde una barca de luz. El que bucea en lo informe de la otra realidad. El desposeído del mundo. El que no pertenece a su destino». Y otro poema reafirma la idea: «El que busca, el que interroga, el que sigue un camino desconocido». Aquel primer poema nos ha descubierto algunos aspectos del poemario: los enunciados no responden al fraseo de la poesía tradicional, y si buscamos referentes, pues todo poeta es hijo de sus lecturas, yo mencionaría la poesía de Gamoneda, entre otras; tampoco responden los versos a los metros canónicos; habrá que hablar de versículos, fragmentos, bloques...; y nos hemos dado cuenta de que no es una poesía simple ni sencilla. Por otra parte, las palabras de Ester Folgueral en Lo indestructible no son consoladoras. Hay una tradición que entiende la poesía como consuelo; hay otra para la que la poesía es palabra inquietadora, perturbadora; en esta segunda tradición se sitúa el nuevo libro de Folgueral. Habla más de desolación y cenizas que de esperanza, de «máscaras de sueños» más que propiamente de sueños, de pérdidas más que de continuidad, de reflejos en el espejo más que de realidades, de pozos secos más que de sed colmada, de interrogantes más que de certezas, de «ilusiones como relámpagos» más que de permanencias. A pesar de todo, «a pesar de los límites y el orden de las horas aún amanece». En esa enunciación reside un atisbo de esperanza.

El ámbito de Lo indestructible es más oscuro que transparente, y en él caben las interrogaciones y alguna, pocas, respuestas; en ese ámbito habita la inquietud y la búsqueda. El fraseo tiende a la frase sustantiva que evita cualquier referencia anecdótica o la contaminación por lo narrativo. Se mantiene así firme como un bloque de piedra en el que la poeta supo esculpir su estatua de palabras, su hermosa estatua indestructible.

En Filandón, Diario de León, 11 de abril de 2010.

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